silvia clavijo bernal 24th February 2010

No sé como expresar el sentimiento de pena y rabia a la vez que me produce pensar que ya nunca más voy a oir su sonora carcajada, ni a gastar bromas o charlar de cualquier tema serio, ni a compartir una buena comida, unas cervezas o un buen vino. Prefiero pensar en los buenos momentos que compartimos juntos, David, Mandy, Enrique, mis hijos Enrique y Antonio y yo. Siempre que salíamos juntos pasábamos un agradable día comiendo en los diferentes bares del pueblo. Disfrutábamos igual comiendo albóndigas en lo de José Luis, gambas en La Venta, filetitos en La Cueva o un entrecot en el hotel. Recuerdo un día que disfrutábamos de una agradable barbacoa al lado de la piscina. Era el día 17 de abril de 2005; como el día estaba soleado, mi hijo mayor, que entonces tenía 6 años, quería darse un baño en la piscina. Como podéis imaginar, el agua estaba un poco fría pero el niño se bañó. David entró a la casa y salió con su bañador puesto y nos dijo muy solemnemente: "Si un niño de 6 años puede bañarse, yo también". Nos reímos mucho porque el agua fría provocó cierta impresión en su cuerpo grande de hombretón. En la piscina era un niño grande jugando con mis pequeños, tanto es así que el pasado verano compré unas pistolas de agua grandes para jugar en piscinas y compré tres, dos para mis hijos y otra para David. Ha sido una gran pérdida para mi familia y para mí. Le echamos mucho de menos. Nos queda el grato recuerdo de los buenos y alegres momentos que compartimos. Desde aquí me gustaría mandar un fuerte abrazo a sus encantadores padres a los que tuve el gusto de conocer el verano pasado. Y a Mandy me gustaría decirle, aunque ella ya lo sabe, que tiene todo nuestro cariño y nuestra amistad más sincera. Saludos para todos, Silvia, 24-02-2010